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Las Voces del Alma: Cuidando el Alma Erótica

Una de las características mas sobresalientes del momento actual en nuestra civilización occidental es el deterioro progresivo y cada vez mas extendido de las relaciones íntimas basadas en un proyecto vital. La estabilidad así como la satisfacción en las relaciones de pareja no son las notas mas destacadas en la melodía de nuestras relaciones. Esta situación constituye una de las fuentes que generan mas dolor y desilusión en el momento presente y es por tanto urgente e importante parar..., escuchar..., y tomar conciencia... acerca de las motivaciones, expectativas y compromisos que adquirimos en dichas relaciones.

En una época donde el tener ha adquirido primacía sobre el ser observamos como los espacios y tiempos dedicados al cuidado y cultivo de las relaciones interpersonales son tan reducidos que nos impiden encontrar respuestas satisfactorias a las necesidades mas profundas de nuestra alma, aquellas unidas a nuestros afectos y silencios sonoros mas profundos .

 

Incluso las personas queridas que se encuentran necesitadas en términos emocionales (niños, enfermos, ancianos) carecen de la atención y presencia amorosa que precisan, porque las energías y esfuerzos de los adultos están invertidos en otras ambiciones personales. El empobrecimiento de nuestras vidas va haciéndose cada día mas profundo en la morada vacía del alma que cada día se encuentra mas descuidada y deshabitada.

La llamada a vivir desde la apertura y entrega a vínculos profundos nacidos de la implicación de lo mas profundo del corazón..., La necesidad de compartir cuidados..., conversaciones..., sueños... , búsquedas y vacíos..., belleza..., placer... y conexión intima amorosa y sexual... La invitación a alcanzar una conexión esencial con la vida..., el misterio... o Dios... no encuentran respuesta...

Nuestra alma esta desatendida..., ignorada... y sumida en un abotargamiento emocional y de significado del que solo es rescatada y escuchada cuando sus dolores se expresan como malestar: soledad..., desamor..., resentimiento..., vacío...,

En las relaciones de pareja por tratarse del vinculo primario mas intimo y mas profundo estas señales se emiten con inusual intensidad y dolor hasta que rompen las barreras de las racionalizaciones..., justificaciones... y narcotizaciones... en las que vivimos...

Una parcela en la que no se planta, abona y riega se desertiza hasta volverse completamente estéril... Así ocurre también en la tierra sagrada de nuestra alma..., en la parcela sagrada de la intimidad y la sexualidad sagrada...

Desde esta reflexión que nace de la observación empírica del numero de separaciones y de la insatisfacción de muchas de las parejas urge decididamente tomar conciencia de que es nuestra propia alma lo que hoy esta en juego. Desde esa toma de conciencia surge la llamada interior para comprometernos y entregarnos a la noble y gratificante tarea del cuidado del alma en su aspecto amoroso erótico.

El cuidado del alma erótica supone la sensibilización y dedicación para cultivar una de las fuentes mas poderosas de vida..., placer..., intimidad...

y desarrollo de la propia individualidad. El cuidado del alma a este nivel supone cuidar los vínculos afectivos que se constituyen en fuente de autoestima..., identidad..., cariño..., afecto..., seguridad..., placer..., También supone ubicar como prioritario en nuestras vidas un espacio y un tiempo privilegiado para la intimidad donde puedan florecer las flores del crecimiento personal y la sanación de las heridas del corazón.

El trabajo de armonización, comprensión y comunicación entre hombres y mujeres se hace imprescindible para fortalecer y sanar nuestras relaciones amorosas que están expuestas al deterioro y/o desintegración como consecuencia del descuido con que las vivimos.

Las relaciones intimas relegadas a un segundo plano por detrás de otras obligaciones aparentemente mas importantes se convierten en presas fáciles de las dinámicas destructivas y separadoras que anidan en nuestros corazones no purificados y que emergen ante el distanciamiento e incomunicación que nos van invadiendo lenta e inexorablemente.

Entregados a la conquista del mundo laboral y a la mejora en términos financieros nuestra alma queda relegada a las mazmorras del castillo donde la oscuridad, la frialdad y el vacío amenazan fuertemente su existencia.

Armonizar la energía masculina y femenina supone reconocerlas..., amarlas... y sentirlas cada uno en nosotros mismos, antes de poder ofrecerlas y entregarlas como ofrenda a nuestro amad@ para compartir el milagro de la intimidad... Y eso requiere tiempo..., dedicación...conciencia de uno mismo y del otro... y amor para poderlas compartir e integrar en la dicha y el placer amoroso.

Los vínculos y relaciones afectivas son expresión del campo de las energías masculinas y femeninas amorosas en el que nacemos como humanos y en el que hemos de crecer hasta la muerte.

En la corriente taoísta se conoce a estas energías como Ying-Yang... y en el budismo tántrico se las venera en forma de deidades: Shakti y Shiva.... Por desgracia no existe en nuestra tradición judeo-cristiana un referente análogo de estas energías como complementariedad energética sagrada. Se podría encontrar un ejemplo de “hieros gamos” (matrimonio sagrado) en los evangelios si uno estudia en profundidad la relación de intimidad entre Jesús y Maria Magdalena lo cual no es el objeto de este pequeño artículo.

Sin embargo esta unión esencial generadora de vida ha encontrado expresión en occidente como Eros, y sus múltiples manifestaciones han sido celebradas en la creación artística. El amor-desamor, entrega-traición, confianza-desengaño, posesividad y celos, placer-dolor, enamoramiento-amor no correspondido, pasión-distanciamiento,... son la principal fuente de
inspiración que ofrecen las musas a los artistas ávidos de expresar las cambiantes corrientes emocionales que surcan los océanos del alma y que ellos convierten en canciones, poemas, historias y novelas cuyo lenguaje alcanza nuestra alma de manera directa e irremediable.

Desde que nacemos hasta que morimos vivimos en una red de relaciones donde se manifiestan estas energías. En un primer momento son nuestros padres los que influyen de manera determinante como representantes y portadores de estas energías. Posteriormente, a través de todas nuestras relaciones y de la influencia cultural en el medio donde crecemos, vamos a
irlas incorporando e integrando de forma consciente e inconsciente dentro de nosotros. A partir de esas experiencias aprendemos a relacionarnos con la energía de nuestro propio sexo y el sexo opuesto atravesando toda clase de encuentros y desencuentros. La relación entre estas dos energías es a menudo causa de profundas heridas que precisan de un proceso de sanación en todos nosotros.

Del mismo modo que dedicamos tiempo, esfuerzo, compromiso, ilusión y energía a otras facetas de nuestra vida, la vida amorosa requiere por parte de la pareja una dosis abundante de dichos ingredientes para celebrar el banquete de la intimidad amorosa.

“Armonizando la energía masculina y femenina” es un grupo creado para desarrollar esta sensibilidad desde una apertura y entrega desde la conexión con nuestro propio centro. Es una invitación a compartir un tiempo y un espacio donde poder integrar y armonizar la propia energía, a través de un trabajo energético meditativo, para posteriormente experimentar el encuentro con la energía del sexo opuesto desde nuestro propio centro.

Encontrar la armonía entre estas dos energías es necesario para desarrollar relaciones respetuosas y amorosas con los demás y con nosotros mismos.

La participación requiere un compromiso a lo largo del tiempo puesto que la presencia de cada miembro es preciosa para el grupo en el proceso que vamos a realizar. Es un viaje de autoconocimiento donde la presencia de los demás nos permite poder reconocer diferentes aspectos de nuestra relación con las personas del otro sexo. Cada uno es para los demás una bendición y una oportunidad para entrar en contacto con su propia energía y tomar conciencia de cómo se relaciona con los demás. El grupo es un espacio protegido y respetuoso donde nadie es forzado a nada sino amorosamente invitado a respetarse a si mismo y a los demás.

Luis Carlos Gómez Serrano
Psicólogo-Cuidador del Alma.

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